jueves, 21 de agosto de 2008

Azar

Una de mis frases favoritas, es la que hizo famosa Ortega y Gasset: “Yo, soy yo y mis circunstancias”. Es evidente que las circunstancias son muchas y diversas y unas nos vienen impuestas desde el nacimiento, ya que no es lo mismo nacer en Suecia que en Sudán, o ser hijo de campesino o de magnate de un gran emporio empresarial. No, no es lo mismo nacer hombre que mujer, ni es lo mismo tener un trabajo aquí o allá, comprar un piso o un chalet… Todos estamos condenados por nuestras circunstancias, bien por que las hayamos encontrado, o bien por que las hayamos escogido.

Y de forma sibilina, sin timidez ninguna, pero con recato, bailando sin ritmo junto a nosotros, silbando a veces en nuestros oídos, la muerte, tal vez el mayor misterio de la vida, nos mira sonriente desde su pedestal, y se dedica a jugar con nosotros, que temerosos en la mayoría de las ocasiones, intentamos huir de su compañía, mientras que su cruel aliado, el tiempo, nos empuja de forma irremediable hacia sus brazos…

Más de ciento cincuenta personas han fallecido en un terrible accidente en el aeropuerto de Madrid… La cifra, como siempre ocurre, impresiona, mas, si atendemos a las estadísticas, muchas más personas fallecen semanalmente en circunstancias fortuitas… Tráfico, trabajo, hogares… un tremendo goteo de accidentes que sesgas vidas, y dejan dolor entre quienes han de seguir lidiando, precisamente, con la muerte…

No trato de quitar importancia al suceso, ni mucho menos, si no que le añado el de el resto de anónimos fallecidos en el desesperado intento de huir de sus circunstancias… Hay quien dice que cuando llega nuestra hora, llega… hay quien achaca todo a la mala suerte, y la persona, temerosa de su destino a cruzarse con las tijeras de Átropos, se dedica mediante supercherías, tarot, quiromancia, astrología y otras artes similares, a poner freno a las desdichas humanas, o, al menos, a las que nos afectan a nosotros…

El destino, sin embargo, es traicionero, caprichoso… circunstancial

Cuando, caminando por una calle, llegamos su final y este se produce en otra calle que es perpendicular a la nuestra, sólo podemos optar por tomar una de las dos direcciones… y siempre pensaremos tomar la correcta. Y si las cosas nos salen medianamente bien, diremos que hemos acertado, y si nos salen medianamente mal, diremos que hemos tenido mala suerte. Nunca, por que creo que así es el género humano, nos plantearemos que si hubiésemos ido por la otra calle, aunque estemos bien, nos podía ir mejor, o que si no era eso lo que deseábamos, podríamos haber encontrado algo aún peor…

Un billete de avión que se cambia en la última hora… parar a tomar un café en el camino… descansar un momento en el turno del trabajo para no perder la concentración… La vida, también la vida, depende muchas veces, del azar… depende de las circunstancias y los accidentes, no son, si no un simple aliado de la parca…

Ojalá que vuelva a pasar mucho tiempo hasta que otra desgracia sea parte de nuestras vidas.

4 comentarios:

Ericarol dijo...

Dicen que "nuestro destino está escrito" , que "todo pasa por una razón"...si es así...más vale simplemente sentarnos a esperar los que nos toca. Un poco confuso. No? Un abrazo

belona dijo...

La vida es injusta, tanto la parte que depende de nosotros, como la que no. Yo quisiera ser dueña de cortar la hebra de mi vida, no depender de Atropo.

Anónimo dijo...

Sea como sea, esté escrito o exista realmente el libre albedrío, o ya sea una mezcla de ambas cosas, creo que lo único importante es disfrutar el ahora con la mayor intensidad posible. Es la única manera de no arrepentirnos de nada.
Un beso.

Cyllan dijo...

Claro, el azar tiene mucho que decir, y nosotros también eeh? Es un conjunto de decisiones y sucesos casuales lo que va haciendo nuestra vida. No siempre al 50%, habrá todas las variantes. Por ejemplo, en la novena hay poco de azar no? ;) es el trabajo de un genio y ya.