viernes, 1 de agosto de 2008

Agosto


Llegó agosto, el mes del verano por excelencia. Sin embargo, los días se acortan y el amanecer, en ese mágico ritual del alba, cambia día a día el artificial y geométrico horizonte de tejados que se colorean según avanza la mañana.

La ciudad, en el fresco de las primeras horas de la mañana, parece un mundo distinto al que es en realidad… las calles tranquilas y las aceras perezosas… tiendas aún cerradas y bares abiertos desprendiendo fragancias de café caliente entre los habitantes que luchamos por despertar definitivamente…

Agosto, es ese mes que quienes no podemos ausentarnos de la gran ciudad, deseamos disfrutar en intensidad, buscando esa otra cara casi olvidada de humanidad que cada vez es más escasa, intentando descubrir una y otra vez, los tesoros que sólo algo de tranquilidad nos aporta la ciudad que, envuelta en constantes prisas, se empeña en ocultarnos en otro tiempo…

El estío nos aprisiona en la casa o en el trabajo, y la noche es la eterna seductora que nos invita insistentemente a abandonar nuestro refugio para, al abrigo de un relegado descanso, robar el protagonismo de un amanecer que, como todos, será distinto…


5 comentarios:

belona dijo...

Sí, aquí nos quedamos algunos viendo como se acortan los días y las noches se hacen más largas y pesadas. Pero mirémoslo desde otro punto de vista. Creemos que es el momento de visitar sitios que en otras temporadas están abarrotados.... entonces vamos... y nos damos cuenta que alomejor no están llenos españolitos, pero sí de visitantes de todos los sitios, que vienen a pasar unos días aquí, en Madrid. Por lo tanto los atascos y las aglomeraciones son las mismas, pero eso sí, con un calor asfáltico que nos derretimos.

PIZARR dijo...

Me encanta la ciudad cuando se vacia y me encanta en invierno los domingos a primera hora cuando todo el mundo duerme.

El resto de días me encanta por la noche, cuando la oscuridad atenúa los despropósitos que la luz saca a relucir y cuando las calles se vacían.

Como ves, yo siempre contra corriente.

Un beso Buho, lo de mejorar parece que no te han oído...

Ericarol dijo...

Búho, no disfruto el calor de Agosto. Más bien, amo las frías mañanas de Enero...pero igual, lindo post. Un beso.

Tara dijo...

Yo estoy con Pizarr: me encanta la ciudad cuando se vacía. Y cuando más se nota esa ausencia es en las noches de agosto: conducir entonces por una Barcelona casi desierta se convierte en un auténtico placer. El otro es bajar las ventanillas, subir al Tibidabo y dejar que el frescor nocturno te envuelva. Entonces, desde lo alto, contemplas el mar de luces que centellean y te convences de que también una ciudad así puede ser hermosa.

Anónimo dijo...

Nunca va a dejar de maravillarme ese truco mágico que hace que allí el verano te dore la piel mientras aquí puedo ver caer los copos de algodón mientras alimento el fuego en la chimenea.