viernes, 11 de abril de 2008

Cinismo

Creo que somos unos cínicos.

Hace 50 años que China invadió Tíbet alegando “no sé qué”. Desde entonces, ambos países han sido venerados por muchas causas… Tíbet por una espiritualidad exportada y por ser la cima del mundo. China, por ser el gigante que ha despertado de su sueño y que apenas sin proponérselo se hará el mayor consumidor y productor del mundo.

Durante estos últimos años, las relaciones económicas, culturales y sociales con ambos pueblos por parte de los países occidentales (¿civilizados???) han ido creciendo a ritmo vertiginoso y hoy en día, es difícil no encontrar a nuestro alrededor, algún producto “made in China”.

Pues bien, con independencia de todo eso, ahora nos damos cuenta de que China invadió Tíbet, nos damos cuenta de que durante 50 años, los derechos de los tibetanos, han estado constreñidos y estrechamente vigilados, y ahora nos damos cuenta de que ambos pueblos son independientes el uno del otro… y es ahí cuando alguien decide que hay que hacer un boicot a China en el único acontecimiento que, a mi juicio, debe estar exento de circunstancias políticas (a pesar de que no será la primera vez) como son los juegos olímpicos.

Imagino que el Barón de Coubertin, cuando comenzó su aventura rememorando el esfuerzo de los antiguos griegos, no se imaginaba que “citius, altius, fortius” iba a convertirse en una parafernalia política de primer orden y que el “lo importante es participar” quedaría relegado al último lugar, y ahora lo importante es “estar en la primera página de las noticias”.

No sé por qué se pretende hacer un boicot a los juegos olímpicos (sea de China o Chinchón) ya que la política, nuevamente, dejará en la estacada a cientos de atletas que, como el caso de algunos españoles no hace mucho tiempo, tenían que entrenar por su cuenta y riesgo y con unos medios precarios, impulsados y animados solamente por la ilusión de estar en un evento mágico.

Tras ese boicot, los dirigentes mundiales seguirán dándose la mano, seguirán intercambiando dinero y muchos de nosotros, boicoteadores manipulados por los medios de comunicación, seguiremos comprando productos “made in China” (por que es imposible evitarlo) … dejando rotas las ilusiones de los miles de deportistas y de un pueblo, mayoritariamente ajeno a la política, con una riqueza cultural impresionante, y continuando favoreciendo la más importante economía emergente del mundo… pero eso sí, siguen buscando apoyo al boicot a los juegos olímpicos…



6 comentarios:

PIZARR dijo...

Buho... tengo que reconocer que me acabas de sacar los colores.

Efectivamente yo estos días he pensado que el boicot era una bonita manera de decir Basta ya a China con respecto al tema del Tibet.

Pero caramba...¿donde hemos estado los últimos años?...

¿ Por que no dejamos de comprar productos procedentes de China, en lugar de j.. la vida a esos deportistas que nada tienen los pobres que ver con el tema ?

Si señor... me has sacado los colores.

Un beso

PIZARR dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Manuela Fernández dijo...

El conflicto del Tibet efectivamente no es nuevo, ha estado ahí y seguirá estando por mucho tiempo, sin embargo los Juegos Olímpicos no sólo es una exposición de atletas realizando cada uno su deporte, para eso están las competiciones sin más, las Olimpiadas representan más que eso. Ya en su emblema compuesto por cinco anillos de distintos colores evoca la unión, la hermandad entre los cinco continentes, entre los distintos pueblos que conforman el mundo, lo mismo pasa con su himno, con la llama encendida de la antorcha que recorre el mundo…, todo esto es la unión expresada mediante la competición ¿crees que se puede celebrar dicho evento en un país donde lejos de entender lo que es la unión de pueblos llevan décadas sometiendo a los tibetanos y pisoteando los derechos humanos? ¿Es coherente?

El búho rojo dijo...

Manly

Tienes razón en lo que dices. Por eso mismo, re reitero en el título de mi comentario... creo que somos CÍNICOS

Cuando el C.O.I. confirmó a China como organizador de los juegos, parece que NADIE se acordó de que este pais es como es... Apenas ha sufrido cambios en estos últimos años...

Miles de empresas (muchas españolas) se lanzaron a la conquista del "gigante asiático" mirando para otro lado cuando una y otra vez los derechos de las personas eran sistemáticamente vulnerados...

Miles de consumidores, hemos disfrutado de tecnología punta, de tejidos baratos, de infinitos "cacharros" que se han creado bajo presión y muchas veces organizados por mafias ante las carencias de la organización política de este monstruoso pais...

Lo que me extraña es que sea AHORA y no antes, cuando nos sorprendamos de que China es lo que es, mientras que SÓLO se plantea el boicot con algo que NUNCA se debería haber permitido...

Es posible que nuestros puntos de vista discrepen, pero creo que este boicot, perjudacará mucho más a inocentes que a nadie más...

Lorena dijo...

Me has dejado impactada con tu entrada. El Tibet estaba olvidado y no se tenía en cuenta, qué decir de China y del famoso "made in China". Y, para qué comentar el hecho de que nos encanta hablar y manifestarnos cuando muchos desconocemos las razones intrínsecas de los acontecimientos que nos rodean. En conclusión: somos unos cínicos y yo agrego, unos tontos, al fin y al cabo, se nos manipula como algunos quieren...
Un besazo, feliz fin de semana

Manuela Fernández dijo...

Discúlpame si insisto y ya con ésto me callo: No es cuestión de cinismo sino cuestión de que el mundo es muy grande y pasan infinidad de cosas en él. Los conflictos locales y al otro lado del mundo, para la persona de a pie, suelen resultar desconocidos hasta que un detonante los exterioriza, es entonces cuando la noticia da la vuelta al mundo y nos enteramos. Imagínate que supiéramos lo que pasa en cada rincón de la Tierra, sería una maravilla, pero no es así. Que no tenía que haberse elegido China para las Olimpiadas eso es otro asunto, sabemos que la elección de un país u otro es cuestión política pero para eso estamos aquí los demás, para cuando nos enteramos de una incoherencia tan tremenda clamar que no estamos de acuerdo.
Yo no soy cínica, los demás no lo sé.