martes, 9 de octubre de 2007

Reflejos

La noche era fresca y ella no podía dormir. Intentó cubrirse algo más con su bata y se acercó hasta la ventana, donde pudo, como solía hacer muy frecuentemetne, observar esa parte de la ciudad al que desde ese lugar tenía derecho.

Se quedó mirando durante no se sabe cuanto tiempo y no vió nada que no conociese ya. A esas horas de la madrugada, la ciudad, o mejor, esa parte de la ciudad a la que ella desde allí tenía acceso, solía estar siempre en calma.

Algún coche que cruzaba, siempre despacio en la noche, alquien que llegaba, ventanas que se iluminaban y apagaban y que ella siempre trataba de averiguar si eran las luces con que comenzaba un día o las luces con las que acaba el anterior.

Estuvo con los pensamientos perdidos durante un largo rato y al final, llegó al reflejo del cristal donde, a modo de espejo, pudo contemplarse a sí misma, reflejada en una tenue luz dentro de la oscuridad de la noche

Su rostro aún era joven... su mirada intesa y su piel, tersa y firme, se reforzaba cuando surgía su sonrisa, a pesar de que cada vez era menos frecuente.

Durante un largo rato, estuvo contemplando su imagen en aquel cristal, ajena al exterior, absorta en ella misma, en ese rostro que recorría una y otra vez con la mirada y que sabía de memoria y no sintió la presencia de él a su espalda hasta que este apoyó, con una caricia, sus manos en sus hombros.

Un ligero sobresalto y una leve sonrisa, tal vez forzada, tal vez necesaria.

- "Es tarde. Tendrías que estar descansansando"

- "No podía dormir"

- "Te encuentras bien???"

- "Sí, sólo que no podía dormir, nada más"

Él se acercó a coger una silla y ella, al verlo, maniobró con su silla de ruedas para dejarle un hueco justo a su lado

Ambos se quedaron mirando la calle durante largo rato, hasta que el reflejo del cristal les devolvió al uno el rosto del otro... Entonces una mano busco otra hasta que la encontró y la apretó fuertemente...

Al cabo de un rato, el silencio de aquella habitación se rompió con un "Te quiero".

No hubo ninguna respuesta, ni tan siquiera del eco...


2 comentarios:

Perovsquita dijo...

Que bello es observar la ciudad cuando todo el mundo duerme.

Y si... el colofón a tu observación es el regalo a tus oídos de un te quiero... tanto mejor.

Buenas noches!

Anónimo dijo...

Que mágicos, enigmáticos y reveladores son en ocasiones los reflejos, verdad?