miércoles, 30 de marzo de 2016

Delincuentes

Aun no he visto al hombre invisible.

Hoy recordé, sin saber por qué, una escena de una película de esas que difícilmente ganarán algún premio. La trama era muy sencilla: un grupo de amigos estaban apostados en un aparcamiento y cuando veían un vehículo de alta gama, lo envestían con el suyo que, como es lógico, quedaba casi destrozado.

El truco estaba en que a pesar de lo que el auténtico perjudicado (el vehículo de alta gama) pudiese decir lo que fuese, el grupo de amigos se hacían pasar por desconocidos, pero todos eran testigos y al final, o bien el hombre pagaba una cantidad de dinero, o iban a un juicio que ya se sabía sentenciado de antemano.

Un grupo de testigos falsos conseguían que una persona inocente fuese declarada culpable y una persona culpable, no sólo fuese declarada inocente, si no que fuese considerada víctima.

En la película, finalmente encuentran a un hombre que dispuesto a no dejarse amedrentar, afronta todo aquello con honestidad y todo eso, y claro, al final se descubre todo y ganan los buenos en perjuicio de los malos.

Pero dudo mucho si en la vida real todo eso funciona así. Hoy, lamentablemente parece que hay que demostrar más la inocencia que la culpabilidad. Supongo que el ejercicio de legislar y el de aplicar las leyes, está tan lleno de lagunas que la justicia es un mero instrumento para muchas cosas, pero su imperfección no puede subsanarse sino con la intención de honradez de los ciudadanos y me temo que eso cada día está más lejos de cumplirse.

Cuando vemos que grandes estafadores, defraudadores, timadores, embaucadores, delincuentes de toda índole se blindan ante la justicia que carente de pruebas queda impotente para poder hacer su cometido. Que complicado habrá de ser enjuiciar al jefe de una banda cuando sus secuaces están dispuestos a atestiguar lo que haga falta, bien por miedo a posibles represalias, bien por ese mal entendido sentido del deber...

La justicia, corta de medios y lenta de proceso, ha de rendirse una y otra vez a las leyes que se crearon para prevenir los delitos, que a su vez se adaptan constantemente para sortear las leyes y por lo tanto, si hablásemos de una carrera, siempre gana el delincuente ya que irá siempre por delante...

Atrás quedó la honradez del hombre sencillo al que por ingenuo le volverán a timar ese grupo de holgazanes a los que hacía mención al principio... Tal vez por eso, es posible que cada día más y más gente opte por tomarse la justicia por su mano... ojo por ojo... diente por diente... y así se empiece a confundir justicia con venganza... o lo que es peor, la justicia deja de ser algo de todos para pasar a ser propiedad del poderoso...


martes, 22 de marzo de 2016

Crueldad

No es difícil comenzar, no es fácil terminar

Durante estos últimos días donde la barbarie y la tragedia está apoderándose de todos los noticiarios, no he podido evitar el recuerdo que de los niños, especialmente los míos, tengo cuando ellos son pequeños.

Esa carga de inocencia, donde taparse los ojos equivale a estar escondido, donde el tocar el dedo de su madre o su padre equivale a sentirse protegido, donde el decir una palabra diferente provoca risas y eso equivale a repetirla una y otra vez, donde todo es tan natural y sencillo que parece que no debería terminar nunca, ya que parece que el mundo de los mayores es cada día más inhumano y difícil.

Pero curiosamente es ahí, en esa etapa infantil, donde todos hemos comenzado a ser lo que somos... es esa etapa donde una simple mentira infantil, intenta poner un parapeto entre el castigo y la absolución, y donde la picaresca comienza a desarrollarse de forma rápida e imparable... es justo en esa etapa donde los adultos ya empezamos a corregir esos pequeños gestos innatos en los niños, donde el egoísmo es algo tan elemental en ellos que no logran entender por que han de esperar su turno en el columpio, por que han de compartir sus juguetes, o por que se les niega un caramelo cuando les apetece.

No recuerdo la cita exacta ni su autor, pero venía a decir que el hombre es un animal violento en origen y sólo la educación (no sólo la cultura) le va convirtiendo en tolerante y respetuoso para con los demás y para con lo demás.

No, no renuncio a esos mágicos momentos donde un niño hace esa gracia inesperada y sobre todo sincera... no renuncio a esos momentos donde su asombro ante los descubrimientos nos hacen plantearnos algunas cosas que, asumiendo que son obvias, en el fondo desconocemos... ni tan siquiera renuncio a ese descubrir del mundo infantil en el que cuesta introducirse para compartir con ellos esos momentos mágicos donde de nuevo y sin previo aviso, incluso reencontramos esa parte infantil nuestra que nunca termina de abandonarnos.

Pero todo lo anterior no nos exime de la responsabilidad de educar a nuestros hijos. La sociedad y la familia tratan (¿tratamos?) de hacerlo de la mejor manera posible, pero la sociedad y la familia no son entes inmóviles y constantes, si no que continuamente están en evolución y cambios.

Me es difícil responder a ciertas cuestiones en estos días sobre el comportamiento humano... y lamentablemente no sé cual es mi grado de responsabilidad en todo esto, pero me cuesta tanto creer que el ser humano pueda llegar a cambiar tanto... me cuesta tanto asimilar que el niño de hoy, pueda transformarse en un monstruo el día de mañana... me cuesta tanto aceptar que el dolor ajeno sólo duele cuando está reflejado en los medios de comunicación...

Tal vez nos hayamos acostumbrado a asimilar la violencia que el cine nos muestra como algo tan natural como el individuo... una violencia donde los "buenos" siempre ganan y al final todo parece que no ha sido nada... La vida real es muy distinta, excepto por la misma violencia... guerras, hambrunas, éxodos, miseria... Los que hemos tenido la fortuna de nacer en un entorno más o menos privilegiado, vemos todo eso como lejano, casi ajeno a nuestra propia existencia. No, posiblemente ya no sea cuestión de educación, si no de egoísmo y simplemente no deseamos compartir lo mucho o poco que tenemos por que, en definitiva, es nuestro y nos ha costado mucho conseguirlo...

Mientras, esos gestos infantiles e inocentes, se suceden por todo el planeta, ajenos a un futuro tan incierto como la misma vida, donde la subsistencia quedará marcada por el capricho de quienes empuñan las armas erigiéndose en líderes de algo que a la larga va a beneficiar a unos cuantos, a costa, como casi siempre, de la gran mayoría... y si no son las armas, será la política... y si no es la política, serán las empresas... y si no son las empresas, será la religión... y si no el medio ambiente, y si no... siempre habrá algo, mejor siempre habrá alguien...

No sé en que parte soy responsable de todo ello, pero sé que soy responsable de la educación que intenté transmitir a los míos... sé que creo que ellos son buenas personas... pero también sé que seguro que en algún sitio, alguien pensará que no es así... Mientras, permitid que siga disfrutando de la compañía de los niños... que en su inocencia se tapan los ojos para desaparecer y sólo necesitan el contacto de una mano amiga para sentirse seguros... tal vez no deberían cambiar nunca.

domingo, 20 de marzo de 2016

Responsabilidad

No importa cuantas batallas ganes o pierdas, pues la guerra siempre continúa.

He mirado en el diccionario las acepciones de la palabra “Libertad” y a pesar de que es algo tan intuitivo que creo que la mayoría entendemos, me ha sorprendido el cuantioso número de entradas que esta palabra tiene. Pero desde luego, creo que la más acertada y más extendida, es sin duda alguna la primera: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar , por lo que es responsable de sus actos”

De esta manera tan sencilla y lógica comenzamos a complicar el concepto básico que de la libertad podríamos tener: La libertad implica responsabilidad??? Pues así es y es que desde que salimos a la calle, ya estamos obligados a tomar opciones. Desde levantarnos para comenzar nuestras obligaciones hasta volver a acostarnos tras acabar el día, elegimos constantemente… ducharme o no hacerlo, cruzar la calle aquí o allá, llevar abrigo o no, comer a una hora u otra, o simplemente no comer… eso tan sencillo y lógico, es nuestra libertad

Pero podría haber una idea mucho más extendida y romántica de lo que es libertad, aunque me temo que esa idea se entremezcla ya con otros conceptos más amplios y por lo tanto exigen muchas más responsabilidades… la libertad de expresión, por ejemplo, no nos autoriza a decir lo que deseemos, ya que antes de decir algo, hemos de estar seguros de lo que decimos y si tenemos respaldo moral y ético de lo que estamos diciendo… mi libertad de expresión puede pasar por decirle a un enfermo que pienso que va a morir pronto por que tiene muy mala cara…

Pero volviendo al concepto general y extendido de libertad, en los países denominados “desarrollados”, ha sido una batalla constante el conseguir la libertad que ahora intentamos disfrutar… Todos deberíamos conocer la Historia y comprender que hace 50, 100 o 200 años, la libertad que hoy conocemos y de la que disfrutamos, dista mucho de aquella… Y aún así, seguimos luchando, pidiendo, exigiendo y solicitando de una u otra manera más y más libertad, para nosotros, para los nuestros, para todos… ¿Para todos??? Sí… desde esa idea de romanticismo, pedimos libertad para todos y es que es lógico que los seres humanos no estén viviendo subyugados por nada ni por nadie…

A pesar de eso, siempre hemos visto en la lejanía, esas otras personas que por haber nacido en eso que casi de forma despectiva llamamos “el tercer mundo”, carecen de la libertad básica de la vida… por que hay personas, familias, pueblos enteros que carecen de agua, alimentos, sanidad… y por si fuera poco, hoy en día, las guerras (siempre sin sentido lógico salvo para unos cuantos que se enriquecen a costa de la miseria de la mayoría) consiguen que aquellos que sobreviven a la miseria puedan morir por defender una causa… o por no querer defenderla…

Miles de personas huyen cuando pueden de todo eso… la miseria, el hambre, la explotación, la guerra, el terror… la muerte casi cierta, e intentan buscar en otros lugares una vida muy incierta…  y es aquí cuando se les niega esa libertad de la que solemos hacer gala…

Casi todos los días vemos gente que huyen de sus países, de sus vidas, dejando atrás a sus mayores y arrastrando con ellos a sus hijos…  unos mueren, otros sobreviven, muy pocos lo consiguen… Tal vez es sólo cuestión de tiempo, tal vez es otra batalla en que la libertad, nuestra libertad, no deba expandirse tanto a nivel individual y deba ser entendida como una libertad social…

De esta manera, igual que aceptamos las leyes que ya nos han sido impuestas y que nos “obligan” a conducir por la derecha o por la izquierda, a comenzar nuestras obligaciones a una hora concreta y no cuando queramos, o a facilitar nuestros datos personales cuando queramos abrir una cuenta en un banco… tal vez deberíamos aceptar que el mundo es mucho más que aquello que vemos a diario y que complementamos con unos minutos al día de noticias en cualquier medio.

La libertad es actuar con responsabilidad y parte de esa responsabilidad es para con nuestros semejantes…