sábado, 6 de marzo de 2010

Caballos

Soledad no es estar solo… es estar sin ti

Apenas tres años y el potro ya se sentía adulto… pero toda su existencia se había desarrollado entre los límites de un pequeño cercado… Algunas veces, se asoma entre los travesaños que forman el vallado, mirando cómo el Sol se pone tras los árboles…

Quiere ir con el Sol…

Cargándose de osadía, una tarde, poco antes de que el sol acariciase siquiera el horizonte, el joven potro se atrevió a saltar la barda que le separaba del exterior y corrió en pos del Sol… A pesar de saberse libre, en aquella ocasión se sintió más obligado que nunca pues deseaba acompañarle antes de su partida y sabía que debía ser veloz en su carrera

Corrió entre encinas, hayas, castaños, robles… cientos de aromas nuevos llegaban a él y el contraste de los colores que la suave luz crepuscular ponían a su alcance, le estaban hechizando y por un instante, se dejó engullir por el conjunto de sensaciones nuevas que estaba descubriendo… fue justo ahí cuando el bosque terminó en un abrupto abismo, justo ahí donde el sol se escondía todas las noches, justo ahí, donde el joven potro no supo frenar su carrera…




3 comentarios:

Unknown dijo...

Me ha encantado... total.. siento como el potro por esas encinas y castaños, por esa praderas..

... pero no me asustes...

que no quiero que le pase nada..

.. no me fastides...!!!!

Besos

El principio es total...

...

Desde mi rincón... dijo...

Y mientras disfrutaba de su momento de libertad, en su alocada carrera, pensó por un momento, que ese era su momento. Y que hay momentos que valen toda una vida.
Si toda tu vida has estado atado, preso, cautivo... el instante en el que te sientes libre, no merece la pena?

Yo creo que si.

Una maravilla.

Desde mi rincón...

Anónimo dijo...

Es la única forma de aprender. Cayendo al vacío de vez en cuando.

Besotes.