jueves, 4 de febrero de 2010

Encuentro

Cuando eres capaz de estremecerte por una sonrisa, jamás podrás dejar de hacerlo

Llueve... me gusta la lluvia... es como una obligada limpieza que se realiza en las ciudades y los campos... como esa limpieza que nuestro cuerpo necesita con frecuencia e incluso como esa limpieza que algunas veces quisiéramos hacer al alma sin que sepamos como... sí, hoy llueve

Pero no llovía en agosto... hacía calor y el tedio y la pereza se habían instalado con absoluta libertad y calma... la búsqueda de frescor nos atenazaba a estar entre las sombras de las casas, hasta que llegaba la noche y entonces salíamos a respirar ese aire que, aún siendo caliente, nos sugería refrescante cuando correteaba entre los escasos jardines de la ciudad... Sí, las noches de agosto ya estaban impregnadas por la canícula del día, pero en aquel momento, eran las más dulces horas de todo el día...

Yo sólo buscaba algo de frescor, salir de ese ambiente agobiante que me ahogaba... y justo al salir a la calle, en el portal, me tropecé con ella... literalmente fue así... no sé si yo la arrollé o fue ella quien se me llevó por delante, pero ambos caímos en el suelo y ambos fuimos lo suficientemente corteses cómo para pedir disculpas, al tiempo, tal vez que lo cómico de la situación nos hizo caer en una espiral de risas que continúo durante un largo rato... No la buscaba, pero la encontré... lo supe, supe que era ella cuando nada más ponerse en pie, con esa sonrisa brillante, aireó su abanico rojo... su sonrisa, fue sin duda eso... la sonrisa aquello que me cautivó, desde el primer momento...

Pasó el verano y llego el otoño... un dulce otoño... y su sonrisa estuvo presente en cada uno de los instantes de mi vida... el brillo de su mirada serena, y ese alma de niña, traviesa algunas veces pero sencilla y sincera siempre, siempre estuvieron a mi lado... No la buscaba... o tal vez siempre la busqué... pero sí sé que la he encontrado... Hoy cambió las sonrisas por las lágrimas y yo, acostumbrado a pasear de la mano con su sonrisa, me siento perdido... es como si sus lágrimas fuese la lluvia que cae con furia sobre mi alma... pasará el catarro, volverán las sonrisas…

Luego llegó el invierno... sí, hoy llueve... me gusta la lluvia... es como la obligada limpieza... pero deseo que mi alma se siga limpiando con sonrisas...


4 comentarios:

Unknown dijo...

Que lindo Buho... esta si me llega al corazón...

.. tengo mis motivos.

Besos

Unknown dijo...

P.D.La musiquita me la quedo..genial...

Manuela Fernández dijo...

Es más difícil buscar que ser encontrado. Me gusta tu relato. Saludos.

PIZARR dijo...

Mejor no intentar entender el significado de tus bellísimas y sentidas letras. Mejor dejarse llevar por las intensas sensaciones que provocan en mi mientras las recorro.

Un abrazo Buho y gracias por tu compañía a pesar de mis obligadas ausencias.