domingo, 31 de enero de 2010

Jaula

Incluso el más dulce de los abrazos, si no es medido, puede terminar ahogando

Creo que fue en la película de “El jardinero fiel”, en la que en una escena, los colaboradores de una ONG son atacados y se produce un gran descontrol. Una de las protagonistas ve como una madre muere y deja a sólo a su hijo y entonces ella decide llevárselo. Un compañero le grita: “No podemos salvar a todos” y ella responde “pero a este sí”.

En ese momento, yo pensé que había que salvar, no a ese, si no a todos los que se pudiese salvar… cogerlos a todos y llevarlos a un lugar seguro

Hoy, ya no estoy tan seguro. Hoy, alguien me ha recordado que el querer, no significa ahogar, que a un hijo hay que darle las posibilidades para que sea él quien escoja la opción que más le convenga, aunque nosotros pensamos que se equivoca… que al amor, no se le ata, si no que se le deja volar por que, precisamente, se le ama, aunque nosotros pensemos que se equivoca… que a los ancianos, se les puede querer por que vuelven a ser niños, aunque nosotros pensemos que se equivocan… que a los amigos no se les corrige, pues ellos son dueños de sus propias ideas, aunque nosotros pensemos que se equivoca…

Y es que algunas veces creo que soy cómo un imán de los problemas ajenos, de esos problemas que tienen los que queremos, y que sin saber cómo ni por qué, hago mios sin esperar tan siquiera a que me pidan ayuda, y comienzo a opinar, a dar consejos de aquellos que no lo sé todo, y todo estoy intentando ayudar… Y es entonces cuando creo que estoy “salvando” a alguien que tal vez, en mi propio error, no desea ser salvado y desea conseguir algo por sí mismo, por méritos propios o por otros caminos… tal vez me lance al agua para intentar salvar de morir ahogado a alguien que, realmente, termina salvándome a mi, por que mi necesidad, mi inseguridad, mis miedos, mis dudas, son mucho mayores

Y tras todo, eso, ha resultado que hoy he comprendido que soy yo el equivocado… que es posible que se pueda salvar la vida de un niño, de un adulto, pero que hay algo más importante que la vida… la libertad, la independencia, la felicidad, la personalidad de cada persona, el que puedan escoger su propio camino, aunque nosotros pensamos que se equivoca… si de verdad los queremos, caminaremos junto a ellos, al igual que ellos caminan a nuestro lado sin exigencias de ningún tipo… Hoy me han enseñado que el amor es una puerta que está abierta, con una invitación constante de “entra cuando quieras”, y no un cartel de “obligado pasar”… no, no se puede obligar por que cuando se obliga, esa persona dejaría justo de ser así… y no podemos esperar que esa persona ría constantemente como si fuese un payaso, sin percatarnos de las lágrimas que nosotros, todos aquellos que se supone que le queremos, le causamos, precisamente por queriéndole salvar, terminamos encerrándola en una jaula para que no tenga ningún peligro… No, no se puede encerrar a nadie en una jaula para que esté con nosotros...


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