domingo, 6 de enero de 2008

Reencuentro


Ayer, tuve la oportunidad de asistir a la llegada de los magos de oriente en Madrid.

No voy a citar que la cabalgata fue un excelente espectáculo donde las carrozas de toda índole se mostraron llenas de color, luces, fantasía y miles de caramelos que fueron repartidos por todo el recorrido, acompañados de humo, papeles de colores y muy buen humor

Tampoco voy a decir que los participantes, supongo que un grupo de teatro que puso mucha voluntad, hizo las delicias de los asistentes mientras acompañaban al séquito real hasta su destino en la nueva sede del ayuntamiento…

Hoy, sólo voy a decir que fieles a la tradición, o a su obligación, sus magas majestades acudieron, más o menos puntuales, como todos los años, a todos los rincones de España…

Es algo que año tras año se produce de forma casi automática y desde el más humilde hogar, hasta el más opulente, sueña con esa mágica noche de ilusión.

Pero lo que me sorprendió fue, como siempre, las expresiones en los ojos de los niños que allí estaban… sus ojos no apartaban la vista de aquellas carrozas llenas de luces, donde los magos saludaban sin cesar y sonreían… Un niño, cerca de mí, le decía a sus padres “mira papá, estos son los de verdad”.

La mágica ilusión de la noche del día 5, reflejada en los ojos inocentes de los niños, ajenos a la maldad, sin comprender lo que es otra idea distinta, sea de origen sexista, político, religioso, social… mágica ilusión donde pobres y ricos, locales y foráneos, niños y niñas, sanos y enfermos, todos, sin excepción, esperan de la magia y confían en que sus regalos aparezcan a la mañana siguiente…

Esa sensación, es magia que los niños, con esa mezcla de asombro, esperanza, ilusión, miedo, fascinación, deseo, credulidad, inocencia y felicidad, es la que de forma imprecisa se iba contagiando a quienes allí estábamos y todos, sin poderlo evitar, vitoreábamos a los ancianos reyes que estaban dispuestos, como siempre, a cumplir con su obligación… era, en realidad, un reencuentro con nuestra parte de la niñez que es posible que dejásemos perdida en el pasado sin saberlo…

No importa si a la mañana siguiente, los magos olvidaron colocar ese juguete tan especial que alguien esperaba, pues otros en su lugar harán que la ilusión renazca y permanezca en pie otro año, y que el próximo año, las mismas miradas mágicas de los niños, sigan contagiando a los mayores de que la magia, es posible… sólo es cuestión de poner un poquito de voluntad.

Espero que los Reyes, te vayan trayendo durante este año, una buena porción de felicidad.

Fotografía: "El Mundo"

4 comentarios:

CalidaSirena dijo...

Yo estoy de acuerdo contigo, espero que este nuevo año, venga repleto de felicidad para todos, ya está biend e sufrimientos y penas. Un cálido beso

Anónimo dijo...

Eso, así de a poquito a poquito...la entrega de felicidad...Te deseo idem mi buho querido, besos

(qué valor...lo tuyo, sólo una vez fue a ese gran evento real ...y cómo golpeaban de fuerte los caramelos en cabeza!!!)

Hanna dijo...

Feliz año 2008, y que lo reyes te tengan traído muchas cosas buenas
Besos

Luis Quiñones Cervantes dijo...

Bueno, intuyo que ya sabes que no creo que me traigan nada, porque ando prorrepublicando, ¿entendés?
No obstante, ojalá te traigan a ti lo mejor este año que empieza. Salud y escritura.