lunes, 17 de diciembre de 2007

Piano


El frío había vencido a la tarde y el cansancio a mi cuerpo… deseaba llegar a casa y tomar una ducha caliente para relajarme, para olvidar un difícil día donde todo parecía haber querido escabullirse de una lógica y dejarse arrastrar por lo absurdo de las incontables coincidencias fruto de accidentes y de casualidades…

La noche traería el sosiego a mi alma y el descanso acurrucaría mi cuerpo en pos de un amanecer que, sin duda, debería poner fin a un día de locura absurda…

Al salir del baño, me dirigí al sofá a leer un poco… encendí dos velas y un barra de incienso… y me tumbé con el libro entre mis manos… Justo cuando abrí sus páginas por donde estaban marcadas, la música del piano llegó a mis odios…

Sé que estaba sólo y no podía sospechar que ocurría… pero esa música… quien tocaba aquella música… Llegué a la sala y vi el piano en el centro de la habitación… sus teclas se mecían como acompasadas por el aleteo de invisibles insectos… me quedé inmóvil, intentado encontrar alguna explicación a aquello… poco a poco, su sonido iba siendo más fuerte, más intenso, más pasional… la incertidumbre dejó paso al miedo… y el miedo me estaba conduciendo a una locura…

Luego… me di cuenta… yo no tengo piano… y de repente todo se tornó nuevamente tranquilo y en calma… volví a sentarme a leer, mientras aquella música, dulce, se introducía en mi alma…

4 comentarios:

Isabel dijo...

Algo dentro de nosotros tiene el poder de concedernos algún remanso,tal vez sería mejor saber manejarlo a voluntad,¿verdad?
Deja que suene esa música siempre que lo desees o necesites,amigo.Sabes que está dentro de ti.Un beso,melodioso.:-)

Anónimo dijo...

lo irreconociblemente placentero

qué bonito...sí, como dice Isabel...aprovecha y déjate llevar

PIZARR dijo...

Tu interior necesitaba paz ese día y tus sentidos se la concedieron a través de esa música imaginaria

Un saludo desde mis sueños

Mandarina azul dijo...

No tenemos piano, pero sí una orquesta dentro de nosotros. Y cuando sus instrumentos suenan acompasados y en armonía nos hacen sentirnos en las nubes. Aunque no tengamos nubes ;)

¡Un beso, Búho!